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Los rituales extáticos de Astarté y Adon.

Cuando hablamos de la religión de Canaán y Fenicia es preciso señalar que la crisis del finales de la Edad del Bronce (c. 1200 a. C.) en aquella región no supuso una ruptura completa con el pasado, sino que por el contrario, aunque hubo importantes cambios políticos, tecnológicos e incluso sociales, se produjo una importante continuidad cultural. El cambio de época, el movimiento histórico, provocado por la crisis de finales de la Edad del Bronce no significó por consiguiente un borrón y cuenta nueva, por lo que los fenicios de la Edad del Hierro, más o menos desde el año 1000 en adelante fueron los herederos culturales de la antigua civilización cananea documentada con vigor desde el tercer milenio en las ruinas de Biblos, los archivos de Ebla y, luego, en los textos de Ugarit.

Como en Mesopotamia, el mundo cananeo respondía a una realidad que se ha dado en denominar "dimorfa", lo que significa el adecuamiento en una misma zona que comparte unos rasgos ecológicos comunes de dos tipos de sociedades que conviven complementándose, los agricultores sedentarios y los pastores nómadas. Mientras que la Biblia recoge, por su proximidad, mucho del fondo cultural de los nómadas cananeos, los agricultores sedentarios pese a construir aldeas, villas y ciudades fortificadas, con sus palacios y templos, y a desarrollar una cultura compleja elaborada a partir de instrumentos de cálculo y registro cómo la escritura alfabética, han dejado muchos menos vestigios.

La religión cananeo-fenicia muestra una serie de afinidades notorias, en los dioses, los mitos y los rituales con las religiones del mundo circundante, particularmente Siria, Mesopotamia y Egipto. Uno de sus rasgos más típicos, que no obstante no debe ser exagerado, es el de un cierto aniconismo presente también en las religiones de otros pueblos semitas. En algunos casos la divinidad no era representada por su estatua o esfigie, sino por un objeto: un betilo, una ashera o un ara, en el que se supone reside el dios. En otras ocasiones, sin embargo, dioses y diosas eran representados por sus estatuas que, según la tradición oriental, residían en el templo como “casa de la divinidad” y recibían allí su culto diario.

Astarté.
Tampoco los rituales y trances extáticos parecen haber sido desconocidos de la religión cananea y fenicia. Los tenemos documentados en el culto de Astarté en el que se practicaban danzas extáticas al son de la música. Se trata de una divinidad femenina, similar a la Isthar mesopoptámica, que fue venerada en Sidón, donde compartía templo con Eshmún y los reyes se jactaban de ejercer su sumo sacerdocio, en Sarepta y Tiro, en donde llegó a convertirse en una divinidad dinástica al lado de Melkart, así como en Akko, Cartago y muchos otros lugares del Mediterráneo occidental. En Biblos aún en epoca romano se le rendía culto bajo la forma de Afrodita. Tampoco fue desconocida en Egipto, donde se la solía identificar con Isis y Hathor y en donde los propios fenicios habían construido un santuario de la diosa en Menfis, sgún nos cuenta Herodoto. En España, se ha descubierto un santuario de Astarté en el Carambolo Alto, Camas, Sevilla) muy cerca del lugar del hallazgo del famoso tesoro y otro en Villaricos (Almería), la antigua Baria fenicia. Su implantación fue tan profunda en estas tierras largamente colonizadas por los fenicios que aún en época romana se advierte su presencia en las representaciones iconográficas del Rapto de Europa.

Originariamente poseía connotaciones guerreras como sugieren sus advocaciones como “Astarté del combate” y “Astarté de la destrucción”. También era protectora de los navegantes y a este título se la conocía como “Astarté del mar”. Conocida por los egipcios, que parecen haber traducido algunos de sus mitos, es frecuentemente mencionada en los rituales de Ugarit, donde a veces se la asocia a Anat, con la que comparte una belleza sin par y el amor por la guerra, y, sin embargo, ocupa un lugar secundario en sus textos mitológicos. Su iconografía era variada pero solía representársela como una diosa desnuda sentada sobre un león o un caballo.

Astarté, a menudo identificada con Anat la hermana y consorte de Baal, era la diosa cananeo-fenicia de la fecundidad y el amor, pero también de la justicia y el derecho, y ocupaba un lugar de privilegio en el panteón común. Su nombre, una forma femenina de un teónimo que designa una divinidad estelar, se documenta desde el tercer milenio a. C. en Ebla y Mari, por lo que la podemos considerar como una gran diosa semítico/occidental. Se la relacionaba muy estrechamente con la estrella de la mañana, esto es: Venus, y como otras grandes divinidades oriantales recibía el epíteto de "Reina de los Cielos". Como advierte J. H. Stuckey ("The Great Goddesses of the Levant", Bulletin of the Canadian Society for Mesopotamian Studies 37, 2002:27-48): "Like Sumerian Inanna, she embodies change. To enter into her realm is to undergo transformation, whether by dying on the battlefield, being born, falling in love, engaging in sexual activity, or leaving the ordinary and, through ritual, entering sacred time and space".

Curiosamente, la utilización de inciensos capaces de provocar visiones en el transcurso de sus rituales había sido ya observado por alguno de los grandes orientalistas de la segunda mitad del siglo XIX, aunque luego el tema no volviera a ser muy tratado. Citando a J.P. Brown, autor del famoso The Dervishes or Oriental Spiritualism, publicado en Londres en 1868, Godbey (1930: 220) dice: "Brown reminds us that the incense used in the worship of the paphian Venus and Syrian Astarte soothed the votary upon his temple couch and files him with visions of granted desires". La Venus o Afrodita de Pafos, ciudad chipriota, no es sino una representación local de la misma Astarté, venerada en un recinto del que los textos antiguos destacan su "altar fragante" y el "olor dulce de su templo", en clara relación a la utilización de inciensos y perfumes. De acuerdo con el propio Filón de Biblos (Frg. 2, D32. Cfr: H. Attridge y R. Oden, "Philo of Byblos: The Phoenician History", The Catholic Biblical Quarterly, 9, 1981, p. 55):

"Los fenicios afirman que Astarté es Afrodita".

Fue venerada por los hebreos en tiempos anteriores a la reforma del rey Josías y al parecer también entre los filisteos, según una inscripción de este origen que parece contener una alusión a la diosa. En la Biblia se la denomina Asteret o Astoret y es igualmente invocada como "Reina de los Cielos", ocupando casi siempre un lugar junto a Baal. Incluso llegó a disponer de una ciudad que llevaba su nombre, Asterot Karnaim, en la que había un templo dedicado a su culto. Los profetas anteriores al Exilio clamaban contra ella, a la que se adoraba en los "lugares altos", rodeada de ofrendas, perfumes e inciensos, igualmente execrables. Los profetas también rechazaban aquellos inciensos debido, según Godbey (1930: 221) a su carácter narcótico.

Por otra parte en la tradición y la iconografía se asocia a Astarté con árboles como el junípero, el ciprés y el pino, además de la flor de loto y la adormidera. El mismo Gobey ha destacado como las esencias narcóticas de los dos primeros formaban parte de los inciensos utilizados ampliamente en todo el Oriente próximo. Pero la diosa se vincula también en la iconografía al loto egipcio, al igual que la sumeria Inanna, la acadia Ishtar, la fenicia Anat y las egipcias Isis, Hathor y Nut, tal y como advierte J. A. McDonald (2002: 127), para quién es la planta representada abundantemente como el "Arbol de la Vida", otro símbolo de Astarté, y cuyas propiedades visionarias ya se han señalado aquí en otro sitio. En una gema minoica, reproducida más arriba, hay una escena de adoración de Afrodita Urania/Astarté, en la que puede apreciarse la estrella y el símbolo de la divinidad junto a un típico altar sobre el que figuran tres árboles sagrados que parecen ser cipreses (Cfr: McK. Elderkin, "Aphodite worship on a minoan gem", American Journal of Archaeology, 29, 1, 1925, pp. 53-58). El objeto situado a la espalda de la figura de la adorante tiene todo el aspecto de ser un timiaterio, o "quema perfumes", y no me parece un árbol como generalmente se interpreta.

Adón.
El pino, por otro lado, se asocia con la muerte de dioses como Attis o Adonis. En el mito Astarté aparece vinculada precisamente a está ultima divinidad, durante cuyas celebraciones anuales se practicaban también rituales y trances extáticos. El fenicio Adón, un epíteo divino del Baal de Biblos, luego conocido por los griegos como Adonis, dios-espíritu de la vegetación nacido de un árbol y muerto mientras cazaba un jabalí. Astarté, diosa de la fecundidad y el amor, baja, como Inanna/Ishtar al mundo subterráneo para buscarle y llevarle de nuevo entre los vivos, según un esquema muy difundido en los misterios de las religiones agrarias del mundo antiguo. Adonis, resucitado en la primavera, moría con el estío, y era lamentado por la diosa, que lo hacía revivir después del invierno. Era venerado en toda Fenicia, celebrándose en el verano fiestas con largas procesiones en su honor, pero particularmente en la ciudad de Biblos. También era venerado en Pafos, Chipre, en cuyo santuario de Astarté/Afrodita se celebraban según Luciano ritos sercretos en honor de Adonis.

Según la versión oriental del mito, había sido gestado de forma incestuosa por Esmirna, enamorada de su propio padre, a la que los dioses luego convertirán en el árbol de la mirra, del cual terminó naciendo Adonis. Según una tradición griega, la madre de Esmirna habría sido Oritya que se hallaba ausente celebrando los misterios de Demeter. Como ha sido señalado: "El nombre de Oritya es un epíteto que claramente se aplica a una mujer que experimenta el éxtasis en una montaña" (Cfr: R. Gordon Wasson, A. Hoffman y C.A.P: Ruck, El camino a Elusis, Mexico, 1980, p. 141 ss). Así que la abuela de Adonis había experimentado un trance extático que otras versiones describen como un rapto por Boreas, el viento del Norte, mientras jugaba con su amiga Farmakeia, literalmente "el uso de las drogas".

De acuerdo con otra tradición, el nieto de Oritya, originalmente una jacíntide, ninfas hijas de la flor del jacinto, no habría sido Adonis, sino Eumolpo, que fue el primer hierofante de Eleusis, así que para los antiguos griegos había cierta conexión entre estos últimos misterios y los de Adonis. Esta conexión se aprecia mejor en aquellas versiones del mito griego que hacen a Perséfone enamorarse de Adonis. Tambien resulta significativo que en otros relatos se relacione a Adonis con Orfeo, cuyas conexiones con el chamanismo ya han sido señaladas, ya que habría sido la madre de este último, Calíope, la que resolvió finalmente que cada una de las diosas, Perséfone y Afrodita, pasarán con Adonis la mitad del año. Ante el fallo, Afrodita actuó vengatívamente e incitó a las mujeres tracias a que mataran a Orfeo. Así que, aunque el Adonis griego resulte muy diferente del Adon oriental, como claramente ha demostrado S. Ribichini (Adonis. Aspetti «Orientali» di un mito greco, Roma 1981) terminó siendo conectado, en la reinterpretación helénica del mito y la figura, con una serie de tradiciones vinculadas a cultos y rituales extáticos en los que intervenían plantas de propiedades psicoactivas.

Como ha señalado Burkert (Structure and History in Greek Mythology and Ritual, Berkeley, 1979) el incienso ocupaba un papel preeminente en los rituales de Adonis, que se celebraban de noche en los tejados de las casas en los que las mujeres danzaban y bebían en su honor. También había largas procesiones en las que mediante gritos, lamentos y apariencia desaliñada expresaban su dolor por la muerte del dios. Respecto a su famosos "jardines", la costumbre de sembrar plantas de corta duración en vasos o potes parece haber sido griega. En Oriente hay constancia de la existencia de jardines reales, como el mencionado en una inscripción de Laodicea, al norte de Siria. Otro tanto ocurría en Palmira y Belén. M. Detienne, en su famoso libro Los Jardines de Adonis, establece una clara relación con el mundo vegetal de las especias, que yo creo que habría que llevar, más bien, hacia los perfumes e inciensos. Al fin y al cabo, jardines situados en los recintos de los templos, en los que se cultivaban árboles y plantas sagradas que intervenían en el culto, los conocemos tanto en Oriente como en Egipto.

Es realmente interesante observar como las celebraciones anuales de Adonis seguían realizándose en la Hispalis romana aún en la Antigüedad tardía. Pero Hispalis (Sevilla) fue, con toda probabilidad una fundación fenicia, como indica claramente, además de la raíz semítica de su nombre -spl-, el mencionado santuario de Astarté en el Carambolo Alto. Algunos metros más abajo apareció también la famosa estatuilla de la diosa con una inscripcción fenicia: "...porque ella ha escuchado la voz de su plegaria". Astarté fue venerada en otros lugares de la Península, como se aprecia por la conocida estatua de Galera, reproducida líneas arriba, pero parece claro que en la Hispalis fenicia y romana los rituales de Astarté y Adón tuvieron una larga pervivencia durante muchos siglos.

5 comentarios:

Máximo A A dijo...

Si Dios exise, es una gran bendición para todo ser humano.

Máximo Álvarez Alvelo

Anónimo dijo...

Hola Carlos:

Muchas gracias por le blog, contiene una gran cantidad de información de interés. Acabo de terminar de leer esta entrada y me han surgido dos dudas. Hablas de Ashera como un objeto que contenñia la deidad, sin embargo, por lo que sé, también era uno de los nombres que se le daba a la diosa. ¿Qué relación tienen estos dos significados? Por otro lado, hablas de incienso en los ritos de Astarté. El cedro era considerado como un árbol sagrado para los fenicios, sin embargo no lo nombras como posible componente del incienso, cuando en otras entradas si hablas del cedro blanco como psicoactivo. ¿Descartas esta posibilidad?
Un saludo.

Carlos G. Wagner dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos G. Wagner dijo...

Muchas gracias a ti por tu interes en el blog y tu comentario.
Ashera, como nombre o epíteto de la divinidad, aparece sobre todo en los textos bíblicos y no tanto en los cananeos y fenicios. Y hay un debate sobre si las Asheras bíblicas son o no Astarté.
Rspecto al cedro, he señalado que el junipero es uno de los árboles de la diosa. El junípero es precisamente el cedrro blanco, así que no lo descarto en absoluto.
Saludos

Anónimo dijo...

Gracias por la aclaración, aunque aun tengo estoy un poco confundida con los términos botánicos.
Saludos




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