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Herba vettonica

Hace algún tiempo un lector del blog me preguntaba por la hierba vettonica y su utilización en rituales mágicos y religiosos. Debo confesar ahora que yo andaba bastante desinformado, así que recurrí a mi colega y amigo, el prof. José Manuel Roldán Hervás, director entonces del Departamento de Historia Antigua de la UCM, en el que trabajo. Afortunadamente él mismo había escrito, mucho tiempo atrás, sobre los vettones en las fuentes literarias antiguas. Así que fuimos a la biblioteca del Departamento y trás una breve búsqueda, allí estaba, el volumen XIX-XX de la revista Zephyrus, publicada por la Facultad de Fisolofia y Letras de Salamanca y correspondiente a los años 1968-1969. Sacamos el ya por el paso del tiempo ajado volumen de su estante y comenzamos a revisar desde la página 73 "Fuentes Antiguas para el estudio de los Vettones", una recopilación bilingüe y comentada de las fuentes históricas, literarias y epigráficas. Y allí, como él recordaba, en la página 79 estaba el texto de Plinio (N.H., XXV, 84):

"Los vettones descubrieron en Hispania la hierba que se llama vettonica en la Galia, en Italia serrátula, entre los griegos krestón o también psicotrofón, muy alabada entre todas. Tiene un tallo angular de dos codos de altura, y tira las hojas desde la raíz, con bordes de sierra, y muy parecidas a las del lapathum. La semilla es de color púrpura: las hojas son secadas y trituradas y se utilizan para numerosos fines. Se elabora también un vino a partir de ella, y un vinagre, notablemente beneficioso para el estómago y la vista. De hecho, esta planta goza de una reputación tan extraordinaria, que incluso es una creencia común que la casa que la contiene está asegurada contra todo tipo de desagracias.".

Más adelante, en la página 97, encontramos su comentario a la cita de Plinio, con una extensa recopilación de las fuentes antiguas sobre dicha hierba. Nos sonreímos. Ya tenía por donde empezar. Luego recordé que en la propia revista de nuestro departamento habíamos publicado, números atrás, un artículo de O. LÓPEZ JIMÉNEZ, "Las fuentes antiguas y la creación literaria de la Vetonia", Gerión, 2004, 22,1 pp. 201-214. Estando ya trabajando sobre el asunto recibí la mágnifica obra colectiva, fruto del esfuerzo de destacados especialistas, Arqueología Vettona. La Meseta Occidental en la Edad del Hierro, publicado por el Museo Arqueológico Regional de Madrid. Tenía toda la documentación necesaria sobre los vettones. ¿Y sobre la herba vettonica?.

Parece que los romanos la conocieron ya en el siglo I, siendo Celso y Plinio los primeros que la citan. Se atribuye a Antoni0 Musa, médico personal de Augusto, un tratado incompleto sobre ella, De herba Vettonica liber, si bien parece que su autoría es bastante posterior. A pesar de la afirmación del naturalista, Dioscórides (De materia medica, IV, 1-2) distingue entre Kestrón o Psychotrophon, al que dice que los romanos llaman vettonica, y la Bettonike, Betónica o Vettonica, siendo los efectos de ambas distintos. También hablaron de ella, además de Dioscórides y Plinio, Galeno, Marcelo, Paulo Egineta, Pelagonio, Sereno Sammonico y el Pseudo Apuleyo y la encontramos en todos los grandes tratados de botánica desde la Antigüedad hasta la Edad Media.

Según Plinio, sus descubridores fueron los vettones, pueblo de raigambre o influencia céltica, situado al Oeste de la Meseta central, entre el Duero y el Guadiana y que limitaban al N. con los astures, al NE. con los vacceos, al E. con los carpetanos y al O. los lusitanos, ocupando las actuales provincias de Salamanca, Zamora y Ávila y zona oriental de Cáceres y Badajoz. Vivían en asentamientos fortificados (castros) sobre elevaciones naturales, siendo muy conocidos el de Ulaca, en el que se ha documentado un recinto ceremonial al aire libre, y el Raso de la Candelera, ambos en Avila, además de la ciudad de Helmántica. Un rasgo característico de su cultura es la existencia de esculturas zoomorfas de cerdos, toros y jabalíes, popularmente conocidas como verracos, que tienen una indudable relación con su economía de base ganadera, pero que también pueden estar conectados con un culto de tipo funerario y tener un caracter protector sobre territorios, pastos y ganados.

Poco es lo que sabemos de su religión, en la que las prácticas mágicas, como en el conjunto del mundo celta, debieron adquirir una gran importancia, si bien conocemos el nombre de algunas de sus divinidades, el dios Vaelicus, una divinidad lobo perteneciente al inframundo, aunque otros le consideran un dios sanador que proporcionaba oráculos en sueños, y la diosa Ataecina, la "Nacida de Nuevo", que en algunas inscripciones de época romana aparece sincretizada con Proserpina, por lo que se le supone una naturaleza similar a la Perséfone griega. Además había una serie de divinidades menores vinculadas a accidentes topográficos y a elementos de la naturaleza (montañas, bosques, rocas, ríos, manantiales...), a grupos familiares (genios protectores), a espacios territoriales (dioses del poblado), a imágenes astrales (sol, luna) o actividades humanas (guerra, pactos, ganadería...), siendo las más importantes las de las aguas y las de signo tutelar o protector. Por lo demás, se sospecha la existencia de hermandades de guerreros, prácticantes de ritos y ceremonias de iniciación, en la que el agua, etendida como elemento terapéutico y purificador ocuparía un papel central, en algunos recintos ceremoniales, como el ya mencionado de Ulaca.


Tampoco sabemos mucho más acerca de sus creencias sobre el más allá, si bién en algunas tumbas de sus necrópolis han aperecido elementos (morillos, tenezas, parrillas, calderos o asadores) que se pueden relacionar con el banquete funerario y se piensa que su ancestral vinculación con un culto a las aguas debió ejercer también aquí un papel esencial. En una tumba de la necrópolis de La Osera han aparecido, formando parte del ajuar funerario contenido en un caldero que hacía las veces de urna funeraria, unas placas de bronce repujado, revestidas de chapa de plata, que presentan una escena en la que un águila captura una paloma rodeada de lo que parece, en mi opinión, plantas de adormidera. También, y desde la perspectiva de la Arqueoastronomía, se ha relacionado la orientación de esta misma necrópolis así como variadas piezas del ajuar que contienen sus tumbas y que presentan distintos símbolos astrales, con los conocimientos astronómicos de los "sacerdotes" vettones y la posibilidad de que el espacio celeste fuera considerado la definitiva morada de ultratumba.

Volviendo a la hierba vettonica, ha sido identificada con la Betonica officinalis o Stachys officinalis, de cuyas ojas frescas se ha dicho que tienen un efecto intoxicante, al igual que la raíz. Aunque para los antiguos se trataba de una especie de panacea aplicable a las más diversas dolencias en múltiples remedios, la farmacopea actual la considera eficaz como tónico nervioso, pues su acción es ligeramente sedante e hipnóptica y además tiene propiedades antipirépticas e hipotensoras. Dioscórides, por su parte, afirma que el vino hecho con las semillas maduras y las ramas de la betónica y dejado reposar durante siete meses es util para alejar la melancolía, al igual que la misma planta (De materia medica, V, 54).

Tambien se ha usado para cicatrizar las heridas, aliviar el asma y otras enfermedades respiratorias y resulta, con su efecto astringente, un buen tónico gastrointestinal. En infusión es ligeramente estimulante. La tradición popular la ha tenido, por otra parte, como una planta protectora contra los espíritus malignos y a menudo ha sido utilizada como amuleto pues se pensaba que alejaba a los demonios, la deseperación y las visiones que infunden temor. Colocada debajo de la almohada protege al que duerme de visiones y pesadillas. Parece bastante claro, por tanto, que se la ha considerado como una planta de virtudes mágicas y como tal aparece en diversos tratados medievales. Alberto Magno afirmaba que había que nombrar las virtudes de la planta y el uso que se la iba a dar según se la estaba recolectando, lo que se hacía durante toda la etapa de la floración, y Mateo Platearius, médico de la escuela de Salerno, en su Liber de simple medicina, publicado en 1470, recomienda esta plegaria:

"Hierba betónica que fue encontrada por Esculapio, te requiero mediante esta oración, a ti que eres llamada Señora de todas las hierbas, para que me ayudes en todas las cosas que deseo.".

Se dice que la recolección de las flores y las hojas, que era mejor realizar en la mañana de un día seco, producía aturdimiento, vértigos y una especie de embriaguez, lo que parece indicar la existencia de un principio narcótico en estado fresco.

Tiempo atrás, Hildegarda de Bingen, monja asceta, autora de compendios de medicina, compositora de obras de música y visionaria desde niña, había escrito en su Liber simplicis medicinae o Physica:

"Si alguien es tan tonto y estúpido que le falta todo conocimiento, hay que aplastar la betónica y ponerla con un paño en la parte superior del pecho durante la noche hasta la mañana, y repetir a menudo y él volverá al conocimiento. " [...]
"El que por lo general es torturado por pesadillas lleva consigo la betónica para irse a la cama y dormir y señalará que está menos sujeto a la fantasmagoría de los sueños".
."

La investigación farmacológica han demostrado que la betónica es rica en taninos, aceites esenciales, acidos fenólicos y alcaloides, entre los que destacan betaína y betonicina que están presente también en otras plantas, como la Canavalia maritima, o la Achillea millefolium, o "Milenrama", otra fuente de remedios medicinales conocida desde antiguo, entre cuyos variados efectos se citan los de tónico y estimulante y que en dosis elevadas puede producir convulsiones y vértigos. Al igual que la betónica se trata de una planta a la que se otorgan propiedades mágicas y a la que se la relaciona incluso con el Demonio, pero a diferencia de ella contiene tujona. En la Antigüedad era muy utilizada por las hechiceras para preparar filtros de amor y se le atribuía poder para la adivinación y provocar visiones y ensueños amorosos.

La Canavalia, de la que Schultes y Hofmann trataron ya sucintamente en su Plantas de los dioses: orígenes del uso de los alucinógenos, México, 1982, (p. 37) carece de literatura al respecto. Al parecer se ha venido utilizando en ciertas partes de Méjico como sustituto de la marihuana y recientemente se utiliza como uno de los ingredientes de la mixtura para fumar llamada "spice", por lo que se sospecha que la betonicina puede ser el principio psicoactivo, lo que ha llevado a considerar en algunos foros la posible piscoactividad de la Betonica officinalis. No obstante, no debería descartarse tampoco la posible toxicidad de la betaína que puede llegar a producir confusión, somnolencia, cambios de conducta así como dolor de cabeza, vómitos, convulsiones y pérdida del conocimiento. En fin, se trata de una cuestión que requiere mucha más investigación.

¿Utilizaron los vettones su reputada hierba con fines rituales o mágicos?. ¿Emplearon las hojas frescas de la planta para conseguir un efecto inebrante?. ¿Se organizaban en cofradías de licantropos (guerreros lobo) a fin de combatir bajo sus efectos a los enemigos?. No sería algo de extrañar, habida cuenta de la existencia de estas cofradías entre los pueblos célticos e íberos de la Península (cfr: M. Almagro-Gorbea, "Lobo y ritos de iniciación en Iberia", Iconografía ibérica. Iconografía Itálica. Propuestas de interpretación y lectura, Madrid, 1997, pp. 103-127). No obstente, hemos de ser cautos ya que no poseemos un evidencia sólida al respecto.

4 comentarios:

Escotomo dijo...

Muchas gracias por la información. Le pido disculpas pues quedé hace tiempo en proporcinarle los datos bibliográficos en los cuales se citaba la hierba vettonica, pero por diversos motivos no he podido volver a acceder a ellos de momento, pero visto el articulo ya no es necesario.
Me gustaría añadir que en el castro de Ulaca, aparte del impresionante altar de sacrificios de la foto (Unico en España,con tan solo otro parecido en la peninsula ibérica; "el santuario de Panoias" en Portugal) , existe una sauna para rituales iniciaticos (confundida por un horno o fragua durante mucho tiempo) donde se supone que los guerreros inhalaban vapores antes de partir al combate.
Sobre los Verracos, a parte del uso dado durante la romanización (más pequeños y con uso funerario) existen muchas dudas. ¿Señalar pastos, lindes, acuiferos...? la pena es que durante siglos se han estado cambiando de lugar (p ej en la muralla de Avila hay decenas empotrados, usados como material de construcción), salvo los famosos toros de Guisando, estos, todavía en contexto, señalan hacia el equinoccio de otoño. Es curioso. como los Verracos despues de más de 2000 años siguen siendo un icono, los toros de Guisando gracias al Quijote y a Isabel la católica, el del puente del Tormes en Salamanca gracias al Lazarillo de Tormes (y aparece en el escudo de la Unión Deportiva Salamanca), tambien aparecen verracos en el logotipo de los vinos D.O Toro, la carne D.O Valle de Amblés...etc, y por supuesto en los escudos de decenas de ayuntamientos de Avila, Caceres, Salamanca y las comarcas vecinas portuguesas, pero me estoy yendo del tema...
Lo dicho, muchas gracias por la información y un afectuoso saludo.

Carlos G. Wagner dijo...

No es descartable que los vapores inhalados por los guerreros vettones en la "sauna" de Ulaca hayan contenidos principios psicoactivos. Existen otros casos similares en el mundo antiguo a los que se refire Almagro-Gorbea en el trabajo que cito en el post. En cualquier caso no estamos aún en condiciones de demostrarlo.
Saludos afectuosos.

Anónimo dijo...

El "sauna" de Ulaca me recuerda al temazcal.Està bueno el blog. alicia:

Carlos G. Wagner dijo...

Gracias, es una información interesante.




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