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La mántica extática en Delfos

De todos los oráculos de la antigua Grecia, el de Delfos, situado a los pies del Monte Parnaso, fue sin duda alguna el que más interés despertó entre los propios griegos y el que alcanzó una fama más amplia dentro y fuera de la Hélade. Sus orígenes eran muy antiguos, remontándose tal vez hasta la Prehistoria, y en un principio estuvo consagrado a Gea y su hija Themis, siendo su guardián una serpiente gigantesca, Pithón -de la que otras veces se dice que era un dragón femenino con cabeza de mujer, Ekidna, consorte de Tifón- a la que habría de dar muerte el mismo Apolo antes de apoderarse del lugar y del oráculo. Para rememorar este acontercimiento se celebraban periodicamente, primero cada ocho años y luego cada cuatro, los Juegos Píticos.

En el lugar, en el que había una serie de manantiales y fuentes de entre las que destaca la de Castalia rodeada de un bosquecillo de laureles, planta que le estaba dedicada a Apolo, se construyó un templo consagrado al dios que fue destruido por un incendio en el 574 a,.C. Fue resconstruido y un terremoto lo destruyó en el 373 a. C., por lo que el recinto actual se remonta al siglo IV a. C. Allí se encontraba el "adyton", el lugar donde la Pithia, una mujer del lugar elegida de por vida por los sacerdotes del santuario realizaba sus profecias, sentada sobre un trípode dorado, inspirada por el dios. Estas se realizaban, el séptimo día de cada mes (salvo en los tres meses invernales en que Apolo regresaba a la tierra de los hiperbóreos donde tenía su mágico jardín), en un estado de trance que ya desde la Antigüedad fue atribuido a las exhalaciones que saldrían de una grieta o fisura que se encontraba justo debajo del lugar. Se decía que este sitio era un "onfalos", el ombligo o centro del mundo, representado por una piedra cónica, donde se habían cruzado las dos águilas enviadas por Zeus desde dos puntos opuestos del universo. Un axis mundi que comunicaba el mundo de los hombres con el de las divinidades y la morada de los muertos.


El pneuma enthusiastikon.
Las excavaciones arqueológicas no encontraron, sin embargo, resto alguno de tal fisura o grieta por lo que durante un tiempo se pensó que la existencia de las exhalaciones inspiradoras, el "pneuma enthusiastikon", del que hablan los autores antiguos, como Estrabón, Plutarco, Yámblico o Plinio el Viejo, no era sino un mito creado por los mismos griegos. De esta manera se abrió camino, siquiera como hipótesis, a la posibilidad, sugerida ya por L. B. Holland ("The Mantic Mechanism at Delphi", American Journal of Archaeology, 37, 2, 1933: 201-214) a comienzos de los años treinta del pasado siglo, de que los "vapores" fueran producidos artificialmente, tal vez quemando cannabis o alguna otra planta psicotrópica: "Just what the nature of the fumes was we cannot tell. Plutarch comments on the fact that instead of burning sweet-smelling incense, the Pythia used an ill- smelling combination of barley meal and laurel. Though unpleasant, barley smoke would hardly cause delirium, and laurel is quite harmless; possibly for her private inhalation, the priestess added some of the hemp seed used by the Scythians to produce intoxication; possibly also among the laurel leaves the Pythia chewed, were some of the highly poisonous oleander which resembles laurel, and is called rhododaphne by the Greeks to-day. The toxic element of this plant is a heart stimulant akin to digitalis in action. It does not by itself produce delirium, but what the result would be when mixed with fumes of hashish I cannot say, nor unless someone else conducts the experiment, do I ever expect to know" (p. 214).

El propio Holland creía haber localizado el mecanismo que, justo debajo de donde se sentaba la Pithia, permitía, a través de un agujero prácticado en una losa de piedra que sujetaba el trípode y cuyo uso no había sido identificado por los excavadores, dirigir los vapores a través de otro agujero prácticado en el ónfalos, que fue recuperado en las excavaciones, y que lo atravesaba desde su base a su parte superior. Este debía de estar muy cerca, sino debajo mismo del trípode al que se subía la Pithia para realizar sus vaticinios.

Aunque su teoría fue bien aceptada, continuaba siendo una incógnita el medio por el cual la Pithia obtenía su trance. A modo de hipótesis se ha sugerido la utilización de opio o de alguna solanácea como el beleño, el estramonio o la mandrágora (C. Stefani, C. Ballas y D. Madianou, "Sociocultural and Epidemiological Aspects of Hashish Use in Greece", Cannabis and Culture, 1976: 305) si bien éstas suelen ser ingeridas más que inhaladas. También el opio parece haber sido más ingerido que inhalado en la Antigüedad, aunque unos artefactos interpretados como pipas rituales destinadas a su consumo han sido encontrados en Kition (Chipre) y Gazi (Creta) en un contexto del Bronce Final. En cualquier caso, la adormidera no se relaciona con Apolo aunque si con Dionisos que se decía estaba enterrado en Delfos. El acónito, un poderoso veneno, cuya raíz tiene propiedades psicotrópicas se asociaba a Apolo Licio en algunos lugares de Asia Menor, pero tampoco se inhala.

Asimismo el cannabis ha vuelto a ser sugerido como medio de inspiración de la Pithia (C. Scott Littleton, "The Pneuma Enthusiastikon: On the Possibility of Hallucinogenic "Vapors" at Delphi and Dodona", Ethos, 4, 1, 1986: 82 ss) a la vista de los probables orígenes chamánicos del oráculo (sobre la relación de Apolo con algunos personajes relacionados con el chamanismo ver nuestra entrada "Chamanismo: Grecia y el mundo clásico") y del mecanismo descubierto por Holland, lo que podría, tal vez, explicar el persistente olor o fragancia dulce del que hablan algunas de nuestras fuentes como Plutarco, mientras que otras se refieren a un "pneuma" y también a una exhalación intoxicante, caso de Plinio el Viejo.

En cualquier caso el examen del ónfalos ha revelado que el agujero de su interior estaba parcialmente quemado: "I have examined the interior surface of the hole in the omphalos stone and can attest that it is still partially charred, which would seem to indicate that some sort of smoke passed through the vent. Since it is located less than 30 centimeters from the notches into which the legs of the tripod fitted, the smoke (or fumes) would necessarily have surrounded the Pythia as she sat a meter or so al- most directly above the hole, and it would have been difficult if not impossible for her to have avoided inhaling them" (p. 78). Habría sido relativamente fácil, con todo, hacer un análisis químico: "Several chemist colleagues -via personal communications- have indicated that such an analysis might be possible if a sample of that residue were subjected to state-of-the-art spectometry, even after 23 centuries (the extant temple dates from the late 4th century B.C.) I urge that this be undertaken, for if I am correct, it would explain an important aspect of the Delphic ritual, and would settle a controversy that has per- sisted since antiquity" (p. 82), cosa que, sin embargo, no se ha realizado hasta el momento.

Ya que uno se los símbolos del oráculo eran las abejas y la Pithia misma ha recibido frecuentemente este apelativo, se ha sugerido (J. Ott, "The Delphic Bee: Bees and toxic honeys as pointers to Psychoactive and other Medicinal plants", Economic Botany, 52, 3, 1998: 260-266) que una miel piscoactiva, similar a aquella con la que se intoxicaron los integrantes de la expedición de los 10.000 cerca de Trebisonda, en el Asia Menor (Jenofonte, Anábasis, IV, 7, 20) y de la que también habla Plinio (N.H., XXI, 46) como provocadora de locura, podría haber sido el elemento catalizador de los trances vaticinadores en Delfos, pues el llamado Himno Homérico a Hermes se refiere a los oráculos de abejas del délfico monte Parnasos, que solo se producían después de haber ingerido miel silvestre. Tal miel podría haber sido eleborada por la abejas a partir de Rhododendron Ponticum L, que contiene glucósidos tóxicos como androedotoxinas o grayanotoxinas y también de algunas solanáceas como la belladona, el beleño o la datura. Si bien esta hipótesis tiene a su favor la amplia variedad de mieles tóxicas y psicoactivas que han sido documentadas en todo el mundo (p. 61 ss), y que han podido ser utilizadas primitivamente como indicadores en la adquisición del conocimiento de las propiedades medicinales y mágicas de algunas plantas, no termina de armonizar con la imagen, bien asentada desde la Antigüedad, de los exhalaciones o "vapores" como inductores del oráculo.

La hipótesis geológica y los vapores intoxicantes.
Investigaciones geológicas recientes han puesto de relieve la existencia de una falla activa que pasa justo por debajo del lugar (L. Piccardi, "Active faulting at Delphi, Greece: Seismotectonic remarks and hyphotesis for the geologic environment of a myth", Geology, 28, 7, 2000: 651-654) y que podría explicar la primitiva atribución del oráculo a Gea, el origen del mito de la grieta o fisura, que habría existido realmente para cerrarse luego, así como la narración original del nacimiento de Pithon y su muerte a manos de Apolo, contenidas en su Hinmo Homérico (358-361), que evocan escenas de un terremoto.

Poco después se determinó (J.Z. de Boer, J.R. Hale y J. Chanton, "New evidence for the geological origins of the ancient Delphic oracle (Greece)", Geology, 29, 8, 2001: 707-710) que el templo había sido construido desde un principio sobre un área tranversal de la falla en la que los análisis de cromotografía gaseosa realizados de las aguas de la fuente Cerna, la única que con Castalia continúa activa, y de los depositos de travertino de distintos lugares del santuario, detectaron emanaciones de gases volátiles de hidrocarbonos como étano, metáno y etileno, por lo que se atribuye a una intoxicación, provocada sobre todo por este último, los estados de trance de la Pithia (H.A. Spiller et al., "The Delphic Oracle: A Multidisciplinary Defense of the Gaseous Vent Theory", Clinical Toxicology, 40, 2, 2002: 189-196)".

La hipotésis de intoxicación por etileno ha tenido una gran resonancia y una buena acogida tanto en la prensa científica como en la no especializada, lo que no ha evitado las críticas y propuestas alternativas. Una de ellas (J. Foster y D. Lehoux, "The delphic oracle and the ethylene intoxication hypothesis", Clinical Toxicology, 45, 1, 2007: 85-89) argumenta que las concentraciones detectadas de etileno son muy bajas para poder haber producido ningún efecto similar a un estado de trance y que su conexión con el comportamiento de la Pithia es, en términos históricos y filosóficos, dudosa, por lo que su éxito se ha debido a las inclinaciones esencialmente positivistas de los lectores de publicaciones y noticias científicas. Además, las descripciones antiguas del trance de la Pithia no se corresponden bien con los síntomas de una intoxicación por etileno, que produce sobre todo adormecimiento y pérdida de memoria, además de cianosis e irritación nasal, entre otros (D. Lehoux, "Drugs and the Delphic Oracle", Classical World, 101, 1, 2007, p. 54).

En otra ocasión (G. Etiope et al., "The geological links of the ancient Delphic Oracle (Greece): A reappraisal of natural gas ocurrence an origin", Geology, 34, 10, 2006: 821-824) se señala que, aunque nuevos análisis han confirmado la emisión de gases de hidrocarbonos en el templo de Apolo en Delfos, las proporciones de etileno son tan bajas que no pueden considerarse significativas. Por ello, se propone como una hipótesis alternativa, que el trance de la Pithia ha podido ser producido por una disminución de oxígeno en el poco ventilado adyton debido a emanaciones de CO2-CH4, localizadas también en distintos lugares del santuario, y a la combustión de aceites esenciales, perfumes o drogas. Una hipotética presencia de benceno disuelto en alguna fuente subterránea del santuario explicaría el olor dulce al que se refiere Plutarco.

Finalmente se ha propuesto (L. Picardi et al., "Scent of a myth: tectonics, geochemistry and geomythology at Delphi (Greece)", Journal of the Geological Society, 165, 2008: 5-18) una nueva solución al problema. En base a la investigación geoquímica de aguas, travertino, suelos y gases difusos junto con un análisis geoestructural del sitio se concluye que tanto la grieta como las emanaciones de vapores o gases no fueron una realidad física geológica durante la mayor parte del tiempo en que el oráculo estuvo activo. Altas concentraciones de etileno son termodinámicamente imposibles en zonas no volcánicas y en la actualidad no hay sitios con emisiones anómalas de gases en Delfos. Circunstancialmente, seísmos, de los que tenemos noticias históricas y son recordados por mitos y leyendas, han podido, por un corto periodo, de tiempo, provocar emisiones de gases y grietas o fisuras, y seguramente han dado lugar al mito del origen del oráculo. No obstante, debido a la baja tasa de actividad de la falla los intervalos han debido ser largos, lo que favorece la solidificación de los suelos e impide el paso de los gases.

El círculo, por tanto, se cierra. La hipotésis geológica puede explicar, como lo hizo en un principio, el origen y ambiente que rodea al mito, pero no aporta ninguna solución a los estados de trance de la Pithia.

En busca de una explicación alternativa.
Desechada la hipótesis geológica de los vapores intoxicantes no parce inadecuado volver a plantearse la posibilidad de que los estados de trance de la Pithia, que le proporcionaban su capacidad vaticinadora, hayan sido inducidos mediante el empleo de algun agente psicoactivo En este sentido, se ha señalado muy recientemente que éstos han podido ser provocados por la ingestión de laurel (Laurus nobilis L), la planta sagrada de Apolo que estaba muy presente en el oráculo, como revelan las noticias antiguas y la iconografía délfica. La misma Pithia, en los rituales preparatorios antes de encaramarse en el trípode, recibía fumigaciones de laurel, masticaba sus hojas, ingería algunas bayas y bebía de la fuente Castalia. De hecho, no se trata de una idea nueva ya que T. K. Oesterreich, eminente filósofo y pionero del estudio de los alucinógenos, masticó en una ocasión una considerable cantidad de hojas de laurel pero no consiguió encontrarse más "inspirado" que lo habitual.

No obstante, el efecto de la planta, cuyos principios activos - 1,8 cineol, eugenol y geraniol- se distribuyen por hojas, flores, raíces, semillas y frutos, es acumulativo y dependiendo de la dosis los síntomas neurológicos, como alucinaciones visuales y auditivas con cambios en los colores, el tiempo y el espacio, temblores, confusión, delirio y psicósis, pueden durar hasta dos y tres días (L. Q. Caldas y M. J. Caldas, "The laurel leaves toxicity may also be responsible for the trance of the Delphic Oracle", Toxicology Letters, 180, s.1, 2008, p. 231 ss). Por otra parte, las propiedades estimulantes y narcóticas de sus hojas y frutos hace tiempo que son conocidas (R.G. Buttery et al., "California bay oil. I. Constituents, odor properties", Journal of Agricultural and Food Chemistry, 22, 1974: 773–777). Por lo demás, como observa M. Chappel ("Delphi and the Homeric Hymn to Apollo", Classical Quarterly, 56, 2, 2006, p. 343) todo lo que el Himno Homérico a Apolo dice acerca del procedimiento del oráculo es que la sacerdotisa anuncia lo que Apolo dice, y la frase griega original del texto sugiere que el laurel era la fuente de la profecía.

El problema reside en que, si el trance de la Pithia era el resultado de ingerir elevadas cantidades de laurel, los "vapores" a los que se atribuye sus cualidades proféticas pierden todo su sentido. No obstante, como ha sido observado, es la grieta y no los "vapores" el elemento más significativo del mito y las historias sobre Delfos (L. Picardi, et al., p. 16) y, por otra parte, tal y como señala D. Lehoux: "As anyone familiar with Hellenistic philosophy will recognize, the invocation of "exhalations" and pneumata is not straightforwardly equatable with an invocation of gaseous vapors. Indeed, πνεȗμα is a standard explanation in Hellenistic physics for a very wide range of phenomena" (p. 47.). Pero entonces, ¿donde queda el conducto quemado del ónfalos?.

Para concluir, el carácter del trance de la Pithia como un fenómeno de posesión por un espíritu está bien establecido (Chappel, p. 345), aunque algunos estén en su contra, tanto en la evidencia que procede de lo que los propios griegos consideraban acerca de ambos (trance y posesión) y en aquella procedente de los estudios y comparaciones desde una perspectiva transcultural (L. Maurizio, "Anthropology and Spirit possesion: a reconsideration of the Pythia`s role at Delphi", Journal of Hellenic Studies, 115, 1995: 69-86), lo que ya había sido señalado, mucho tiempo atrás, por Erwin Rohde o Mircea Eliade. Es por ello que resulta, al menos, curioso que no se considere, en este caso, la intervención de algúna clase de agente psicoactivo.

Al contrario de lo que piensan diversos estudioso del tema, si parece importante tratar de descubrir una explicación más profunda de cual era el estado mental de la Pithia cuando ésta profetizaba y qué lo provocaba. Sobre todo porque, aunque la profecía inspirada por los dioses era algo antiguo en Grecia y el propio Platón reconoce a Apolo como el inductor de la locura profética, se trataba generalmente, al menos en un principio, de individuos particulares, como Tiresias o Casandra, mientras que muchos otros oráculos utilizaban sistemas, más sistematizados, de adivinación por medio de la observación de signos o señales (cfr: Chappel, p. 348). ¿Como es posible, entonces, inducir a las distintas Pithias, sencillas mujeres del lugar, que durante siglos ejercieron el oráculo un mismo estado mental?. Los estudios y comparaciones transculturales sugieren que el uso de un agente psicoactivo es muy probable.


4 comentarios:

Jaime Tortosa García dijo...

el hecho de que no se considere oficialmente será por miedo.
De acuerdo con J. Foster y D. Lehoux.

Carlos G. Wagner dijo...

Es sumamente probable.

Anónimo dijo...

El artículo está genial. Bien resumido, documentado, con referencias recientes.

Gracias!!!

Carlos G. Wagner dijo...

Me alegra que le haya gustado.

Saludos




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